¿TIENE EL CÁNCER DE MAMA SU ORIGEN EN EL ESTÓMAGO?
José María Cardesín, experto en Medicina Tradicional China, está convencido de que los tumores malignos en las mamas son consecuencia de lesiones gástricas graves generadas por la saturación permanente del eje hepato-renal. Y de que un profundo drenaje de esos órganos hace desaparecer las células cancerosas incluso en casos en los que el cáncer esté muy extendido y avanzado. "No conozco un solo caso de cáncer de mama -afirma- en el que no se dé además una patología gástrica grave". En el artículo que publicamos a continuación explica su planteamiento en detalle.
Años de experiencia en el tratamiento de numerosos pacientes me han llevado al convencimiento de que el cáncer de mama tiene normalmente su origen en alguna patología gástrica. Algo, por cierto, que la Medicina Tradicional China parece avalar de alguna manera pues según la misma el estómago está energéticamente comunicado con las mamas. Patología gástrica que tiene su origen en una intoxicación del hígado y los riñones haciendo que sean incapaces de drenar las toxinas que se acumulan. Un hígado sucio e intoxicado tiende a inflamarse de forma crónica produciendo una disminución del flujo venoso portal ascendente con lo que la circulación de retorno del estómago (v. gastroepiploicas) que debe atravesar el hígado queda ralentizada produciendo a la larga varices esofágicas y pilóricas, y siendo el origen de pequeñas hemorragias gástricas que serán luego causa de úlceras, hernias de hiato y alteraciones -más o menos importantes- de todas las estructuras conectadas con el estómago y su meridiano energético: el del seno mamario. Es más, he comprobado que basta desintoxicar a fondo el organismo para que el terreno acidificado en el que se desarrolla un tumor se alcalinice y el propio cuerpo pueda poner en marcha los mecanismos de autocuración haciéndolo desaparecer. De hecho empiezo a pensar que el cáncer no es una enfermedad sino la consecuencia de un desequilibrio ocasionado por la acumulación de tóxicos que termina bloqueando el sistema de drenaje como ya explicara hace unos meses en Discovery DSALUD (lea en nuestra web la entrevista que nuestro director hizo a Cardesín en el nº 78). Y que basta desbloquear el eje hepato-biliar y los riñones para facilitar la autocuración. Tanto en casos de cáncer como, según nuestra experiencia, en buena parte de las llamadas enfermedades.
EL BLOQUEO DEL EJE HÍGADO-RIÑÓN, ORIGEN DE MUCHAS ENFERMEDADES
Mi actual forma de pensar empezó hace algo más de trece años tras observar la sorprendente y rápida recuperación de una de mis pacientes. Me llamó tanto la atención que puse en marcha una investigación para averiguar en toda persona que acudía a la consulta si independientemente de la patología que manifestaba sufría además litiasis biliar o renal y si había en ella células cancerosas. Y con sorpresa descubrimos que, en efecto, el 90% de las personas sufría litiasis; el 60% en forma de arenillas o fangos difíciles de detectar por medio de ecografías. Alto porcentaje que a nuestro juicio se debe a que hoy nuestros cuerpos están muy contaminados; especialmente por lo que comemos, bebemos y respiramos. Aunque lo que más nos llamó la atención es que un 40% también tenía ¡células cancerosas! en estado muy precoz, especialmente en la mama, en el esófago o en ambos sitios a la vez.
También observamos -y para nosotros fue un hallazgo muy importante- que el órgano que realmente produce la mayoría de las piedras es el hígado y que el riñón retiene arenillas y forma también piedras pero en menor grado. Importante porque además de ser el gran depurador del cuerpo -a él llega litro y medio de sangre por minuto- el hígado realiza más de 500 funciones distintas entre las que destacan el procesado y transformación de las sustancias nutritivas, la producción de bilis para hacer la digestión, la metabolización de carbohidratos, proteínas, lípidos, minerales y vitaminas, el almacenaje de glucógeno y la neutralización de las toxinas procedentes del intestino. Es fácil pues ver la relación entre hígado y estómago y, siguiendo lo planteado por la Medicina Tradicional China, entre estómago y mamas. Y cómo las deficiencias de aquel pueden acabar afectando a éstas. De hecho hoy pensamos que los cánceres de estómago, mama y pulmón -al menos la mayoría- tienen su origen en una saturación hepática.
Pensemos que el riñón es el encargado de filtrar -es decir, de metabolizar y excretar- todas las sustancias tóxicas y extrañas al organismo que circulan por la sangre. Y que cuando está dañado puede producir dolores varios, infecciones de orina o hipertensión, entre otras muchas dolencias. Pues bien, como el tejido asociado a este órgano son los huesos creemos además que las insuficiencias renales pueden estar también detrás del cáncer óseo además de los de cerebro y útero al igual las leucemias. No en vano según la Medicina Tradicional China en el riñón se concentra la energía ancestral, la energía de que disponemos desde el momento de la concepción y que se consume a medida que envejecemos.
En suma, el material de desecho que en condiciones normales debería ser expulsado del cuerpo con frecuencia es retenido por el hígado, por el riñón o por ambos provocando una insuficiencia funcional. Y en esa situación las toxinas se acumulan extendiéndose a través de la sangre hacia otras zonas y conductos siendo eso lo que generaría muchas de las patologías que conocemos, desde la obesidad hasta las deformaciones óseas pasando por los ateromas, los miomas, los lipomas, los fibromas, los quistes y los tumores. Sólo que como esas zonas se hallan muy alejadas no nos hacen sospechar que la causa sea la insuficiencia de los citados órganos. Sin embargo, teniendo siempre presente que el cuerpo humano es un conjunto de órganos y vísceras que interactúan hemos logrado establecer una relación directa entre la eliminación de las litiasis hepáticas y renales, y la mejoría de muchas dolencias, incluido el cáncer. Y lo que es más importante: hemos establecido que el drenaje a fondo del organismo complementado con un tratamiento homeopático puede resolver procesos cancerígenos tanto en su fase inicial como funcional.
A este respecto, y para una mejor comprensión del lector, explicaremos que existen tres etapas en el diagnóstico de una enfermedad en función de su evolución. La primera es la fase energética o inicial de incubación en la cual el paciente ya tiene la dolencia pero ni muestra síntomas ni la misma sale reflejada en los análisis convencionales. Indetectable pues por los medios analíticos convencionales sólo puede ser descubierta por los modernos aparatos de biorresonancia, el RAC o la Kinesiología. La segunda es la fase funcional y se trata de la etapa en la que el paciente ya se encuentra mal -tiene claros síntomas- pero el problema sigue sin detectarse en los análisis por lo que se le dice que lo suyo son "nervios", está "hipocondríaco", tiene "manías" o, como concesión, que quizás la causa sea un virus. Sólo aparecen síntomas y no signos por lo que normalmente no se trata al paciente o se recurre a tratamientos sintomáticos. En la tercera etapa, la fase orgánica, el problema se manifiesta ya físicamente y es detectable a través de las pruebas clínicas convencionales (aunque el paciente esté asintomático y se encuentre bien). En esa fase la enfermedad está ya establecida y su curación es más compleja.
Es importante entender esto para darse cuenta de hasta qué punto es fundamental prevenir siguiendo unas normas básicas de salud que pasan por una higiene de vida sin factores de riesgo, una alimentación sana y algo de ejercicio además de una revisión anual por cualquiera de los métodos de diagnóstico energético disponibles. De esa forma se pueden detectar células cancerosas en pacientes que ignoran que las tienen y acuden a consulta por síntomas banales. A fin de cuentas cuando se detecta un tumor en su fase precoz es más sencillo hacerlo desaparecer en pocos meses con una adecuada desintoxicación del hígado y los riñones -y, por ende, del organismo- para eliminar el "terreno tumoral" que propicia su aparición.
EL "TERRENO TUMORAL"
Como hemos explicado pues en un porcentaje elevado de casos las personas con un tumor maligno desarrollado en cualquier órgano del cuerpo presentan un hígado y unos riñones saturados de elementos de desecho lo que produce frecuentemente una inflamación crónica de los mismos y, por ende, una insuficiencia funcional. Y eso hace que la sangre no se limpie como debiera impidiendo a las células la correcta eliminación de los subproductos del metabolismo a través del torrente circulatorio. Sustancias en su mayoría no tóxicas que acaban, sin embargo, por dificultar y anular las funciones de las células pudiendo llegar al extremo de provocarles mutaciones cancerígenas. En suma, podemos afirmar que en un paciente afecto de cáncer existe un terreno propicio a la aparición de tumores -todo organismo saturado de toxinas- que se manifiesta normalmente en el órgano con mayor concentración de sustancias carcinógenas (procedentes del tabaco, de los aditivos alimentarios, de los pesticidas, etc.).
Muchas personas -médicos incluidos- creen por ello que cuando se extirpa un tumor se erradica el problema. Y nada más lejos de la realidad en la mayoría de los casos. Lo único que hace la cirugía es eliminar el síntoma visible pero el estado cancerígeno que permitió su aparición -el "terreno tumoral"- permanece inalterado. Algo que no consiguen resolver nunca los fármacos oncológicos tras la extirpación de un tumor. Y de hecho es corriente que el tumor se reproduzca. Es más, sajar un tumor tiene el riesgo de que puede provocar metástasis y hacer que el tumor se reproduzca en otros órganos con mayor virulencia y peores expectativas de tratamiento.
En cuanto a la Quimioterapia y la Radioterapia se sabe que son terapias oncogénicas en sí mismas, es decir, que producen cáncer. Y si bien en algunas ocasiones podría justificarse el uso de quimioterápicos en una fase aguda cuando el sistema defensivo del paciente está en buenas condiciones eso no ocurre cuando hay recidivas y ha sido sometido a varias sesiones.
Otro problema habitual que hemos percibido es que tras los tratamientos quimioterápicos el enfermo, ante cualquier dolencia corriente, se sobresalta pensando que el tumor ha reaparecido. Y a veces va de alarma en alarma. Lo que no supondría mayor problema si no fuera porque basta que en una de tales consultas el especialista observe una vaga sombra en una ecografía o aprecie la subida momentánea de algún marcador tumoral para que convenza a la persona de que es imprescindible y además urgente iniciar un nuevo tratamiento quimioterápico para prevenir y/o detener el proceso. Lo que hace casi siempre "avalado" por la macroestructura hospitalaria en que trabaja y de la que normalmente no se duda. Y en tales casos la experiencia demuestra que los resultados ya no suelen ser satisfactorios. Porque con cada sesión la resistencia del organismo al veneno -y lo mismo pasa con la radiación- es menor..
Aunque lo que resulta más sorprendente es que tratamientos tan agresivos y peligrosos se sigan prescribiendo basándose en la subida de los marcadores tumorales. Un reciente trabajo firmado por los doctores Martínez, Marcos, Domínguez y Arias -todos ellos miembros del Servicio de Oncología del Hospital de Navarra-, el dcotor Villafranca -del Servicio de Oncología Radioterápica de la Clínica Universitaria de Navarra- y la doctora Dueñas -del Servicio de Oncología Radioterápica del Hospital General Yagüe de Burgos- demuestra que dichos marcadores "pueden sugerir y apoyar la existencia de un cáncer pero ninguno de ellos puede por sí mismo, en ausencia de una prueba histológica, utilizarse como diagnóstico definitivo" (el subrayado es nuestro).
Tal parece ser el caso del antígeno carcinoembrionario (CEA) al que, por su baja sensibilidad, no se le confiere valor como marcador específico de tumor. De hecho los médicos citados afirman: "Pueden observarse niveles discretamente elevados de CEA en ausencia de enfermedades malignas; por ejemplo en fumadores, pacientes con tuberculosis pulmonar, enfermedad inflamatoria intestinal y en hepatopatías". Y añaden afirmaciones tan contundentes como: "Los estudios realizados en los años 70 evidenciaron que la tasa de detección de cáncer de colon en pacientes asintomáticos era inferior al 4% con cifras de falsos positivos inaceptables (...) Un nivel elevado de CEA constituye una indicación para investigar la recaída pero nunca por sí sólo para comenzar un tratamiento sistémico". Agregando además que "un 30% de las recaídas ocurre con niveles normales de CEA".
Por si fuera poco el mismo estudio se refiere más adelante a la gonadotropina coriónica humana (HCG) -una hormona indicadora del embarazo que se utiliza como marcador tumoral- diciendo: "El incremento de HCG se debe igualmente a la presencia ocasional de células de sincitiotrofoblasto en el tumor e indica carga tumoral y no agresividad biológica". En otras palabras, determina que es fundamental diferenciar el estado cancerígeno latente de la actividad cancerígena, asintomática o no.
El informe termina resaltando que "el PSA -antígeno específico de la próstata al que se ha considerado como el marcador tumoral más valioso descubierto- no es un marcador perfecto y eso lo demuestra que dos de cada tres pacientes con un nivel de PSA superior a 4ng/ml -cifra considerada como límite superior de la normalidad- tendrán una biopsia negativa para cáncer de próstata. A ello contribuye el hecho de que el PSA no sea un marcador específico del cáncer y se eleve en situaciones no malignas como la prostatitis aguda, la isquemia protática, la retención urinaria aguda y, especialmente, en la hipertrofia prostática benigna. Además un tercio de los cánceres de próstata no produce PSA".
Conclusión: no es conveniente dejarse llevar alegremente por las variaciones de los marcadores tumorales para prescribir o recibir quimio o radio. Debe ser un especialista el que valore la situación y será aún mejor que se recaben varias opiniones.
EL CÁNCER DE MAMA
Pero centrémonos en el cáncer de mama, objeto principal de este artículo y que según las estadísticas es el más frecuente con diferencia. Y ya adelanto que, contra la opinión generalizada actual, no está tan claro que la mujer tenga una tendencia superior al hombre de padecer dicha patología a pesar de que a pocos varones se les diagnostique "cáncer mamario".
Ante todo vuelvo a recordar que para la Medicina Tradicional China las mamas y el estómago están comunicados a nivel energético. Relación que se establece, por un lado, porque según el planteamiento oriental además de leche el seno traspasa al bebé una energía gástrica que protege y tonifica su pequeño sistema digestivo ayudando a la asimilación de los nutrientes que contiene la secreción láctea materna; y por otro, porque el único meridiano que pasa por la mama es precisamente el del estómago. Si a esto le sumamos que los cánceres no se desarrollan en las diferentes localizaciones por azar sino dependiendo de si el órgano más afectado es el hígado o los riñones para nosotros resulta evidente que existe una poco discutible vinculación entre los cánceres de mama, las lesiones del estómago y la saturación del hígado. Y a fin de comprobarlo hicimos una investigación con 293 mujeres encontrándonos lo siguiente:
http://www.dsalud.com/iconos/puntero.gif Casos de cáncer de mama sin patología gástrica: 0
http://www.dsalud.com/iconos/puntero.gif Casos de patología de estómago con patología mamaria: 73
http://www.dsalud.com/iconos/puntero.gif Casos de patología de estómago con cáncer de mama: 58
http://www.dsalud.com/iconos/puntero.gif Casos de patología de estómago con cáncer de esófago: 19
http://www.dsalud.com/iconos/puntero.gif Casos de patología de estómago con otros tumores: 6
http://www.dsalud.com/iconos/puntero.gif Casos de patología de estómago solamente: 124
http://www.dsalud..com/iconos/puntero.gif Otras patologías: 71
casos Constatamos así que una patología gástrica puede o no acompañarse de patologías mamarias y cáncer de mama -mayoritariamente de tipo escirro- pero que no existía cáncer de mama ni patología mamaria sin patología gástrica.
En cuanto a los varones constatamos que también muchos presentaban células cancerígenas mamarias. Debo explicar al respecto que durante su evolución los tumores mamarios se fijan al pulmón y fue ese dato el que nos llevó a establecer que un número importante de casos de cáncer de pulmón en varones son en realidad cánceres de mama; lo que sucede es que al no tener mamas voluminosas los tumores se adhieren al pulmón. En pocas palabras, hemos llegado a la conclusión de que muchos cánceres de pulmón diagnosticados a los hombres son en realidad cánceres de mama. De hecho los únicos cánceres del sistema pulmonar de los que no hemos encontrado relación con el cáncer de mama son los del árbol bronquial.
CASOS SIGNIFICATIVOS
Me gustaría exponer ahora un caso que me parece significativo.. Empezando con uno ocurrido hace varios años que resulta especialmente ilustrativo y, por desgracia, bastante frecuente. Se trataba de una paciente de 62 años con mal pronóstico que había sido operada el año anterior de un carcinoma ductal infiltrante con metástasis en ganglios y resección total de la mama izquierda y que fue tratada con quimio y radioterapia. El tumor se había reproducido en la mama derecha. Llegó a nuestra consulta porque no la habían ofrecido buenas expectativas con el tratamiento convencional y porque había oído hablar positivamente de la acción de un medicamento homeopático llamado Viscum que nosotros utilizamos.
Cuando examinamos a la paciente comprobamos que daba positivo al cáncer de mama y bronquial, y que además tenía metástasis hepática, litiasis biliar y renal, y presencia de parásitos intestinales. Así que iniciamos un tratamiento de depuración a fondo del hígado y el riñón para conseguir una buena limpieza de la sangre y, por extensión, de los tejidos orgánicos y de las células en general así como de las malformadas por si su estado fuera aún reversible. En caso contrario lo normal es que se destruyan o se fibrosen quedando sin actividad proliferativa.
Paralelamente, mientras se limpia y drena repetidas veces el sistema hepático-renal, recomendamos la ingesta de unos productos homeopáticos a fin de recuperar el sistema digestivo. En el caso concreto de esta paciente su tratamiento fue Viscum Album -en ampollas bebibles a diario- y unas vacunas homeopáticas contra los carcinomas mamario y hepático -dos veces por semana- así como Carbo animalis (9CH) y Rana Bufo (9CH) -eficaces anticancerígenos- cada día. Añadiré que, según el caso, también puede utilizarse Hidrastis Canadiensis (9CH) tres veces por semana o tomas diarias de preparados de Microinmunoterapia. También investigamos la presencia de hepatitis C y D, muy frecuentes en casos de cáncer y que igualmente han de tratarse con Microinmunoterapia.
Pues bien, asintomática desde los primeros meses de tratamiento la paciente estuvo acudiendo a consulta mensualmente hasta enero de 1997 (había llegado a nosotros en febrero del año anterior). A partir de ahí y con una mejoría total espaciamos las visitas cada cuatro meses. Las primera pruebas totalmente negativas al cáncer se obtendrían en diciembre de 1998. Y los análisis de marcadores tumorales confirmarían el hecho siendo completamente normales. Sin embargo en el año 2000 su oncólogo le diría que había observado un nódulo "sospechoso" en el pulmón y la sugirió una rápida intervención quirúrgica. Vino a nuestra consulta, le hicimos una minuciosa exploración y los resultados dieron negativos con lo que la paciente se tranquilizó. Su última visita tuvo lugar en septiembre de 2001 pero a partir de ahí no acudiría más a los chequeos semestrales. El año 2004, revisando fichas, decidimos contactar con ella para conocer su estado. Fue entonces cuando supimos por su marido que la mujer finalmente había cedido a los repetidos requerimientos de su oncólogo para operarse del nódulo. Su esposa había dejado la medicación alternativa porque en el postoperatorio se le prescribió quimio y radio "como refuerzo", según sus palabras. Según nos explicaría su marido a partir de ese momento aparecieron metástasis óseas y esperaban un fatal desenlace en cualquier momento. Y una sensación de incomprensión e impotencia nos inundó.
Afortunadamente casos como éste son escasos y la mayoría de los enfermos, tras una franca mejoría, persisten en nuestro tratamiento, inocuo y no agresivo. Y si se asustan por algún motivo nos consultan antes de tomar cualquier decisión precipitada. Porque saben que nuestros tratamientos les mantienen la salud.
José María Cardesín
NUMEROSAS PATOLOGÍAS SE PUEDEN SUPERAR SIMPLEMENTE DESINTOXICANDO
EL HÍGADO Y EL RIÑÓN
José María Cardesín, experto español en Medicina Tradicional China, es de los que asevera -al igual que la doctora Hulda Clark- que la acumulación de tóxicos en el organismo termina bloqueando en muchos casos el sistema de drenaje dando ello lugar a muy diferentes patologías, cáncer incluido. Y lo afirma porque hace unos años comprobó que el 90% de los pacientes que acudían a él con patologías muy distintas tenían piedras en el riñón o en el hígado y que en un 40% de los casos se detectaban además células cancerosas. Aunque su mayor sorpresa fue constatar que tras un profundo drenaje hepático y renal ¡no sólo desaparecían las piedras sino también las células cancerosas! Bastando para lograrlo que uno se alimente de forma adecuada y recuerde que al hígado le afecta sobre todo el consumo de alcohol, productos grasos, azúcar blanco, hidratos de carbono refinados, fármacos, tóxicos químicos y aditivos alimenticios pero también el estrés, los shocks emocionales y los ataque de ira. Y, por supuesto, siguiendo un sencillo tratamiento para lograr una limpieza profunda de hígado y riñón. En el caso del hígado ingiriendo extractos de rábano negro y alcachofa así como de cardo mariano durante dos-tres meses (hay varias marcas en los herbolarios) y para limpiar el riñón tres productos homeopáticos conocidos: Calcárea Carbónica y Licopodium -ambas a la 30CH- y Berberis -ésta a la 7CH- para la arenilla y piedras de origen lipídico (una sola vez al día durante dos semanas). Asegura que funciona en la mayoría de los casos sin más y que cuando no es así suele deberse a que la persona padece hepatitis C o D recomendando en tales casos dos productos homeopáticos de Microinmunoterapia: el 2LCH en casos de hepatitis C y el 2LHD en los de hepatitis D.
(Más información en los números 78 y 91). DISCOVERYSALUD
sábado, 21 de noviembre de 2009
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